Jehová Dios es celoso con aquellos que le pertenecen, aquellos que han aceptado la invitación a formar parte de Su familia. Él no sólo tiene grandes promesas para ellos, sino que Él cuida de ellos.
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
Génesis 12:1–3.
Nosotros debemos entender éste llamado que hace Dios a Abram, lo que Él estaba pidiéndole a Abram no era cosa fácil, Dios no nos pide cosas fáciles, pero sí posibles. Irse de su tierra significaba no solamente abandonar a sus seres queridos, sino que era renunciar a su herencia en su familia, todo lo que por herencia le pertenecía, la tierra, los animales, los esclavos, el dinero y la protección del clan.
En los tiempos de Abram era costumbre que las familias vivieran en clanes, ellos abarcaban grandes extensiones de tierra, para uso de sus familias, sus esclavos y sus animales, esto quiere decir que la seguridad de cada uno dependía del grupo, osea del clan. De modo que abandonar la parentela también significaba quedarse desprovisto de protección. Por último dejar la parentela no sólo significaba rechazar la herencia familiar, sino que debería abandonar toda creencia en cualquier dios o religión que tuviera.
En otras palabras en esta invitación a unirse a la familia de Dios, Dios estaba reclamando una entrega total de su vida, bienes y persona. Cuando Dios nos hace el llamado para aceptar a Cristo como nuestro salvador personal, Él no quiere nuestro dinero, o casa, no quiere lo que le podamos dar, sino que Él lo quiere todo, sin reservas y esto incluye aun nuestros pensamientos y nuestra intimidad.
Cuando imitamos a Abram, Él nos hace grandes personas, nos llena de bendiciones, aquellos que nos hacen bien Él los bendice, pero aquellos que nos maldicen y tratan de hacernos mal, no les irá bien. Y nos usa para bendecir a toda persona que encontremos en nuestro caminar. Así es el celo de Dios por nosotros.
“Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.”
Génesis 12:17.
Dios vela por nosotros y nos protege aun de aquello que nos hacen mal en respuesta a nuestras acciones.
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."
Mateo 25:34–46.
En el juicio final, lo que hemos hablado acerca del celo de Dios esto va a estar bien claro. Debemos reflexionar en la grandeza de nuestro Dios. Si él es así con aquellos que le pertenecen ¿Por qué rechazar Su invitación?
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